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Más de 115 000 libros gratuitos para niños / La colección Baldwin

por Rey Fernando Vera

Chapbook_Jack_the_Giant_KillerCuando Ruth Marie Baldwin (1917-1990) cumplió 37 años, sus padres, que a la sazón estaban en Londrés, le enviaron un viejo folleto del siglo xix como regalo de cumpleaños. Se trataba de un chapbook, una suerte de publicación popular inglesa. Estetipo de obritas estuvieron en boga en todo el mundo precisamente durante el mismo siglo. Eran impresos muy económicos, en papel corriente y dimensiones pequeñas que trataban temas diversos. En México también tuvimos publicaciones de este tipo. Las más famosas quizá sean las de la testamentaria del señor Vanegas Arroyo. Y son famosas porque muchas de ellas tenían grabados del célebre don José Guadalupe Posada, el señor que inventó la Calavera Garbancera que actualmente conocemos simplemente como La Catrina.

Pues bien, aquel regalo fue el origen de una enorme colección de libros infantiles. Por aquel entonces, miss Baldwin trabajaba apasionadamente como bibliotecaria en la Universidad del Sur de California (donde, por cierto, obtuvo un doctorado en bibliotecología). Desde joven, justo luego de terminar el bachillerato comenzó a trabajar como bibliotecara y archivista. En verdad los libros eran su pasión. Así que cuando recibió aquel chapbook sobre cuentos para niños, se despertó en ella un genuino interés por coleccionar la mayor cantidad de libros para la infancia que pudiera. Desde 1953, miss Baldwin fue una perseverante buscadora de tesoros bibliográficos y demás publicaciones de literatura infanti. Acudía con regularidad a remates y mercados de pulgas, ventas de garaje, librerías de viejo y recurría con frecuencia tiendas de antigüedades y librerías de ocasión para bibliófilos con tal de conseguir copias únicas de libros para niños. En eso se le iba gran parte de su salario.canvas

Para 1975, la colección de miss Baldwin superaba los 30 000 volúmenes. Con tal cantidad de libros, miss Bladwin pretendía montar en su casa una suerte de centro académico de difusión y estudio de ese material. Pero, el destino tenía previsto algo mucho mejor. Ese mismo año, el profesor Joy Anderson que había ido a la Universidad del Sur de California a impartir un curso sobre la historia de la lectura y la literatura infantil, conoció la colección de la señorita Baldwin. Encantado por aquel portento, instó de inmediato a las autoridades de la Universidad de Florida para que adquirieran y resguardaran la colección. Y así se hizo. En 1977 la colección de la señorita Baldwin pasó a ser un verdadero acervo académico.

Durante los años siguientes y hasta 1988, año en que se retiró, la señorita Baldwin fue la encargada de su propia colección, ahora como bibliotecaria y curadora de los contenidos, esto quiere decir, que fue la responsable de seguir incrementando los volúmenes a partir de una cuidadosa selección del material. En 1982, esta colección de libr00001os infantiles se llamó oficialmente Biblioteca Histórica de Libros Infantiles (Baldwin Library of Historical Children’s Literature) y pasó a formar parte del acervo de la Universidad de Floria.

Hasta la fecha, la colección está constituida por más de 115000 ejemplares, entre libros, chapbooks, manuscritos, cartas y fotografías, que abarcan desde el siglo xvii hasta la primera mitad del siglo xx. Como es de suponerse, la mayor parte de este acervo está constituido por textos de la tradición anglosajona, particularmente de Inglaterra y Estados Unidos, y sí están en inglés. Pero, sin duda, su valor es universal, por lo que es un derecho visitarla. En físico, los materiales se encuentran disponibles sólo a investigadores; no obstante, los materiales han sido digitalizados y cualquiera puede acceder a ella a través de esta liga. ¿Y ustedes, coleccionan libros?

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